" llueve y cada gota es un poema"
Sarco.
Tú viniste vacía como una copa nueva.
Desnuda tú llegabas: yo te vestí de vino,
porque quise cantar sobre ti la cosecha
de mi tierra baldía. En cada poro tuyo,
en cada recoveco, la cantidad exacta vertí
sin derramar una gota.
A la vista
fuiste entonces cereza irisada de sangre,
un tornasol de púrpuras con ribete grosella,
orgía de granates.
En nariz, confitura, regaliz,
alcanfores me trajeron memoria
de maderas de infancia.
Mi lengua buscó luego
el ataque primero,
intenso,
estructurado,
un largo retrogusto con notas minerales,
discretamente amargo para el final de boca.
Te bebía al principio con liberación minúscula,
pero fui después sorbo que te paladeaba,
y al fin trago sin tasa ni piedad ni vergüenza,
ávida bocanada de borracho de esquina.
No temo hacerme adicto al vino de tu cuerpo,
ni agotar embriagado tu secreta bodega,
porque siempre he sabido que es abstemio el demonio
y que nosotros somos la resaca de un dios.