la esnifo como si fuera la última cosa que hago y se me crispan los miembros al abrazarla, su pelo esparcido sobre mi pecho son ventanas abiertas donde penetran los vicios y esta hermosa revolución destruyendo todos mis debates internos.
la cama guarda silencio.no existe mayor horror que el horror de separarnos,
ella acaricia mi polla flácida, yo su gran multitud de bestiarios,
insaciables, húmedos, estrechos, mancillando de orgías cada una de mis monstruosidades. su boca arde. por los surcos de mi cerebro entreveo los acontecimientos felices, ella observa la carnicería del amor, la habitación como recinto amurallado que apenas duerme;cuando subterránea se vence,
sueña con una tierra de tonalidades rojizas como respuesta a mi epitafio.
la cama guarda silencio.no existe mayor horror que el horror de separarnos,
ella acaricia mi polla flácida, yo su gran multitud de bestiarios,
insaciables, húmedos, estrechos, mancillando de orgías cada una de mis monstruosidades. su boca arde. por los surcos de mi cerebro entreveo los acontecimientos felices, ella observa la carnicería del amor, la habitación como recinto amurallado que apenas duerme;cuando subterránea se vence,
sueña con una tierra de tonalidades rojizas como respuesta a mi epitafio.
la noche se viste de cerradura mientras respiramos la quietud de las calles hasta el luminoso hervir del horizonte,que se nos muestra, como fantasmagórica realidad de ritmo constante.
la vida lejos de ella resulta una fatalidad, una impostura,un día y otro anunciando sepultura. el horror de un tiempo que respira acuoso y cansino,entonando sus últimos suspiros a base de literatura y poesía.