"No dejes que nada te desanime,
porque hasta una patada en el culo
te empuja hacia delante."
porque hasta una patada en el culo
te empuja hacia delante."
Lucía Tudury.
una noche más llego a casa oliendo a hospital
con el aullido del enfermo incrustado en mis oídos.
los pliegues de la piel,
la parte baja de mis testículos,
mi sesos,
mi yo,
apestan.
me baño con la espuma y la estampida de mil ciervos
remanso generoso de paz
que se alza frente al muro inestable del hedor enfermo
húmedo y drogado
me parapeto en el recuerdo de aquel último hombre
la morphina se le comían las venas mientras temblaba de frío,
respiraba con tanta dificultad
que parecía como si toda la fatiga del mundo
-incluyendo la griega-
se le alojara en el pecho
se moría,
y tú
una vez más
dosificando.
- ¿a quién me leerás hoy
cuando caigamos derrotados sobre el viejo colchón? -
y yo te leía,
colmando de noche y brisa,
recostado sobre el jardín de tus flores esparcidas,
empapado por el sueño y el goteo de tu sexo.
qué bien navega el amor y las caricias
cuando no se enfrentan a pulseras ni relojes a juego,
cuando la batalla se nos ofrece libre y a pecho descubierto
sin bayonetas ni espinas trabadas en la nuez de los cuellos.
-¿sabes?, Pablo lo ha dejado con su novia,
su padre es uno de los empresarios más ricos de Vic-
y yo te leía,
frente a tu vestido de falsos sueños
escuchando a Vinicius cantando en la Fusa
trotando por las calles de esta ciudad violenta
con el látigo de una medusa gigante incrustado en el cuerpo.
cuando era pequeño
creía firmemente que en alguna parte del mundo
existía un niño igual que yo,
con su minúsculo cuerpo y su pena minúscula,
escribiendo minúsculas penas y poemas de amor.
hace más de un año que ya no te leo
y Pablo más de dos meses que viene a buscarte al trabajo.
siempre puntual.
todo está bien,
sí,
todo está bien,
yo en tan sólo una semana
ya te hubiera llegado nueve días con retraso.