Usted se mira en el espejo por primera vez, y después de unos pocos días o unas pocas semanas, vuelve a mirarse y dice:
“Ese soy yo nuevamente."
¿Correcto?
Así es que, mediante el mirarse cada día en el espejo, usted empieza a conocer su propia cara y dice:
“Ese soy yo."
Ahora bien, ¿puede, de igual manera, conocer lo que usted es mediante el observarse a sí mismo?
¿Puede observar sus gestos, la manera como camina, como habla, como se comporta; si es duro, cruel, grosero, paciente?
Entonces comienza a conocerse.
Usted se conoce a sí mismo observándose en el espejo de lo que hace, de lo que piensa, de lo que siente.
Ése es el espejo -el sentir, el hacer, el pensar.
Y en ese espejo usted comienza a observarse.
El espejo dice, ése es el hecho; pero a usted no le agrada el hecho. De modo que quiere alterarlo. Empieza a deformar el hecho; no lo ve tal como es.
Ahora bien, como dije el otro dia, uno aprende cuando hay atención y silencio.
El aprender tiene lugar cuando usted se halla en silencio y concede su atención completa. En ese estado comienza a aprender.
Ahora, permanezca muy quieto, no porque yo se lo pida sino porque ése es el modo de aprender. Estese muy quieto y silencioso, no sólo en lo físico, no sólo en su cuerpo, sino también en su mente. Permanezca muy silencioso, y entonces, en ese silencio, atienda.
Atienda a los sonidos que hay fuera de este edificio, el canto del gallo, los pájaros, alguien que tose, alguien que se despide; escuche primero las cosas que están fuera de usted, luego escuche lo que está pasando dentro de su mente.
Y entonces, en ese silencio verá, si escucha muy, muy atentamente, que el sonido externo y el sonido interno son la misma cosa.