28 jun 2013

colguemos a la gioconda en mitad del desierto de Atacama

"El poema es una puta inexperta que te deja los genitales como dos cascabeles.
 La poesía entra a pelo y es gratuita: asume los riesgos"
-Jota-

plágiame con lentitud
ahora que la muchedumbre es un tumulto de protestas
y hazlo con el entusiasmo de un pueblo que grita libertad
o con la agitación majestuosa de la piel
enarbolada de banderas salvajes.

plágiame y hazte triunfo,
o fastidio de bestia que cae por su propio peso
desde lo más abrupto del acantilado.

por si no lo sabes
- que lo sabes-
existen viejos carceleros con nombres y apellidos,
celadores de golpes y yoismos
que encadenan el aire de la poesía
cuando lo único que hacen es ahogar al poema.

perros lastimeros de puertas traseras
que eleváis los huesos de los muertos
mientras mordéis
-lastimosamente-
la copia de vuestros poemas,
escuchadme,
uno escribe por falta de aire,
porque se muere,
y no hay que esperar que luego vengan
a felicitarte por lo bien que respiras
o por lo mucho que apesta tu muerte.

pero tú
chacal de mi desierto,
habitación que no habitas,
reverso de mi suerte,
tú,
yugo de brazos caídos,
buey sempiterno dispuesto a inclinarte,
roba y asesina,
roba todo lo que escribo
y hazme pálida ruina,
aire de colina elevada,
trémulo aullido de espiga.

un líquido pervertido que darme de beber
un bolsillo perforado,
una bancal de sexo y drogas,
-cuantas más mejor-,
y hazme el regalo del embalsamador
maquillándome el rostro de pureza:

verás como luego
de madrugada
te muero sin esfuerzo.


15 jun 2013

Un hemisferio en una cabellera -Charles Baudelaire-

Déjame respirar mucho tiempo, mucho tiempo, el olor de tus cabellos, sumergir en ellos mi rostro como un hombre sediento en el agua de un manantial, y agitarlos con mi mano como un pañuelo fragante, para sacudir los recuerdos del aire.

Si pudieras saber todo lo que veo, todo lo que siento, todo lo que oigo en tus cabellos.

Mi alma viaja por el perfume como el alma de otros hombres por la música.

Tus cabellos contiene todo un sueño pleno de velámenes y de arboladuras; contienen grandes mares cuyos monzones me arrastran hacia climas deliciosos, donde el espacio es más azul y más profundo, donde la atmósfera está perfumada por los frutos, el follaje y la piel humana.

En el océano de tu cabellera entreveo un puerto donde pululan cantos melancólicos, hombres vigorosos de todas las naciones y navíos de todas las formas que recortan sus arquitecturas finas y complicadas sobre un cielo inmenso en el que reposa el calor sempiterno.

En las caricias de tu cabellera, vuelvo a encontrar las languideces de las largas horas pasadas en un diván, en el camarote de un hermoso navío, mecidas por el balanceo imperceptible del puerto, entre macetas de flores y botijos refrescantes.

En el ardiente lar de tu cabellera, respiro el olor de tabaco mezclado por el opio y el azúcar; en la noche de tu cabellera, veo resplandecer el infinito del azul tropical; en las orillas de tu cabellera me embriago con fragancias en las que se mezclan el alquitrán, el almizcle y el aceite de coco.

Déjame morder mucho tiempo tus trenzas fuertes y negras. Cuando mordisqueo tus cabellos elásticos y rebeldes, me parece que como recuerdos.

9 jun 2013

en tu desierto que dices andar solo, también ardo yo.


luego,
cargaré con toda esa tierra que me llevará a donde tú no estas.

y con la meteorológica tristeza
y con las noches de ausencias sin coartada,
cargaré con todo eso y más,
pero no esta noche,
ni ahora,
no en esta profunda y elaborada soledad
que pierdo al escuchar
al insoportable Xoel López cantar sin una maldita piedra que lanzarle a la cabeza.
no cabe duda.
mañana será exactamente mañana,
como a mí me gusta,
con la muerte a menos de veinte años de mí.
tengo el deber de los jamases
y los dientes mordiéndome los nunca,
pero tú seguirás sin escribirme,
y yo volveré a ese hospital.
y así,
enfermados de costuras
y con la carne almohadillada de distancias,
diremos que vamos sanando.