24 dic 2021

El Insumergible

"Un maullido es un masaje al corazón"
- Stuart McMillan-


Hamburgo, Alemania, 1938.
De la infancia de nuestro protagonista conocemos bien poco. Ningún papel oficial donde figure su nombre, ninguna partida de nacimiento,ni testimonios que pueda acreditar dónde transitó exactamente en sus primeros años de vida. Sabemos que nació en Hamburgo probablemente fruto de un embarazo no deseado. Su padre no lo llegaría a conocer nunca, dejó embarazada a su madre y desapareció. Nuestro protagonista sin nombre,- pienso en llamarlo Josep María pero finalmente me declino por el vino de Pirata-, pasa sus primeros tiempos de vida malviviendo por las calles, famélico y enfermo. 
Y es que Pirata es un gat de carrer que empieza pronto a buscarse la vida por su cuenta considerando una buena opción acercarse al puerto de Hamburgo y pelearse con las gaviotas a cambio de un trozo de pescado podrido, pasear por las viejas atarazanas y observar a los trabadores construir el acorazado Bismarck, barco de la marina alemana de 250 metros de eslora y cincuenta mil toneladas de hierro.
 
Noche tras noche Pirata se acurruca entre el ronroneo del hierro caliente y el cómodo crujido de la mansa herrumbre. Durante el día pasea por las entrañas y la casquería del monstruo de hierro como si fuera su casa y pronto los operarios le nutren de cariño y comida enlatada hasta que un 14 de Febrero de 1939 - San Valentín, fiesta de quillos- un fuerte ruido lo despierta.

Ha llegado el momento de la  botadura, el acorazado besa por primera vez las frías aguas del océano hasta el temblor de la carnadura y junto a dos mil doscientos marineros  alemanes viaja nuestro  amigo Pirata. La misión del Bismarck consta en interceptar todo tipo de barcos, comerciales, de carga y petroleros, mediante ataques rápidos para luego desaparecer en las aguas del océano como desaparece la gris estela del cigarrillo de un caminante, táctica, que hasta el momento, le ha funcionado a la perfección a la marina alemana, acorazados más pequeños como el Schamhorts o el Gneisenau abaten 22 barcos aliados en solo dos meses. 
Pienso que son complicados los nombres de los barcos alemanes, a un barco hay que llamarlo  Bribón, Maria Merçè, Ratolí o Guinagüeta. Esos sí son buenos nombres para los barcos.

Desde Berlín ordenan a sus grandes naves de guerra entrar en acción y el 18 de Mayo de 1941 el Bismarck se adentra en la operación conocida como el "Ejercicio Rin. La misión consiste en patrullar durante tres meses por el Atlántico Norte, misión secreta que deja de serlo cuando dos días después de zarpar un miembro del servicio secreto de Suecia informa a Estocolmo de la jugada y éste pone en conocimiento al almirantazgo de Londres la ruta del  Bismarck.
 
Dos destructores británicos navegan a toda máquina para hundir al barco en el estrecho de Dinamarca pero no pueden con él. Winston Churchill dice: "hay que hundir al Bismarck a cualquier precio" y destina al estrecho dos acorazados, un portaviones, dos cruceros de batalla y seis destructores más. 
El rastro de aceite que deja el acorazado alemán, tocado de la batalla anterior, lo hace fácilmente localizable para los aviones ingleses que trasmiten a sus barcos las coordenadas y pese a ofrecer una dura resistencia el 27 de Mayo de 1941 el Bismarck se hunde y junto a él dos mil alemanes...y un gato?
Pues no. En mitad del hierro y el latido moribundo del fuego soldados británicos observan un gato blanco y negro naufragado entre un pequeño trozo de madera y una canción.
- Aquí suena In the Mood de Glenn Miller -

Los soldados rescatan a Pirata y lo rebautizan con el nombre de Sam que a partir de ahora luchará junto a los aliados.En un momento nuestro gato en blanco y negro a salvado la vida y a cambiado de bando en mitad de la Segunda Guerra Mundial en lo que podríamos llamar una mañana bien aprovechada.

Sam pronto se hace amigo de la tripulación inglesa y se convierte en la mascota de otro barco el Hms Cossack cuya misión es la de escoltar convoyes por el Mediterráneo, donde nuestro amigo es feliz con el clima más cálido y acogedor que el del norte del Atlántico incluso se permite el lujo de callejear unas cuantas noches por Cadaqués mientras los operarios reparan desperfectos mecánicos. 
Pero la felicidad solo  le dura cinco  meses, un torpedo lanzado desde un  submarino alemán impacta contra el Cossak que difícilmente soporta la desgarrada travesía y termina hundiéndose en el estrecho de Gibraltar. En el naufragio mueren 159 marineros. Pero sobre un trozo de madera, cercano a una canción aparece un gato en blanco y negro. Sam acaba de sobrevivir a su segundo naufragio y suena House of the Rising Sun de Le Chat Lunatique.

Los ingleses transfieren a los supervivientes, y junto a ellos a Sam, al portaviones Hms Ark Royal donde nuestro gato trata de acostumbrarse al estrépito de los aviones al despegar pero su nueva vida le gusta porque continúa navegando por el Mediterráneo. 
Pero a penas un mes del último naufragio de Sam el Ark Royal recibe un impacto de un torpedero alemán que hunde al portaviones a 33 millas náuticas de Gibraltar.
Sam aparece una vez más flotando y de pie sobre un trozo de madera. Esta vez la historia cuenta que sobrevivió toda la tripulación del portaviones aunque llegados a este punto a mí solo me interesa el gato.
Suena I´m Still Standing en la brumosa voz de Imany.

Finalmente el gobernador de Gibraltar decide adoptar a Sam ya conocido como "El Insumergible" pero los compromisos del  gobernador imposibilitan cuidar al gato como le gustaría y decide regalárselo a un viejo marinero. Sam pasa sus últimos años junto a su amigo hasta que finalmente muere ovillado en las piernas del marinero el año 1955. La marina británica le guardó tanto aprecio que existe un retrato en el museo marítimo de Greenwich, ahí encontraréis a Sam, el Pirata, el gato en blanco y negro. El Insumergible.
 

Ps: la font fresca del Bunker



 

26 sept 2021

cal mariner

"aunque bajo la tierra,
mi amante cuerpo esté,
escríbeme a la tierra,
que yo te escribiré "
M.H.


entre lluvia y paisajes de evidencias pasadas
camino por una tierra punzante
dentro de una palabra húmeda que abrasa y enhebra.

no soy el caminante
que tarde o temprano llegará a la comodidad de su casa 
para dejarse vencer en un sosegado suicidio de colchón y muerte blanda.
soy el esqueleto que interpreta el concierto de todos los enigmas,
el hueco sin fondo de un deshecho que asciende desde el mar
con la lenta cadencia de la combustión y el vacío

la carnadura de la soledad,
absurda y absoluta,
me arrastra por masías de gruesos muros,
ermitas amasadas por las debilidades del pueblo,
montañas como caricias que crecen para menguar las fracturas,
y chimeneas, 
chimeneas de estaciones vencidas
honrando la ofensiva del último verano.

rémoras en el remo de la congelada quietud,
girasoles que brotan en los picaportes
para aliviar el duelo de los balcones transidos.
en el degüello de las hipótesis,
en la rebelde tinta de la poesía,
tiemblan las cuerdas vocales de los vencidos.

con la caricia del almanaque, el copal y el relámpago,
cultivo maldecaps,
y a mis bestias paliativas las nombro de pez,
mientras, la sexualidad de los hongos,
saquea eguzkilores de ternura bajo el tajo de Pirene 

escribo poemas que desembocan en un catálogo de espasmos,
cruzo las piernas mientras espero la llegada de los dioses,
remiendo la nostálgia de la arpillera,
y perpetuo un día más el amanecer de estas manos
que labran la tierra a golpe de mar.














5 mar 2021

canción triste

destila la madrugada una sensación de mujer serena

hermosa, entreabierta, se abre a mis disgustos 

como una brecha narcotizada de peligro inminente, 

igual que la  glotonería de un hombre 

frente a unos senos turgentes, 

ansiada de babas y llantos,

esnifa el humo de los coches y sus prisas, 

mujeres con acento siberiano

con la risteza pintada en sus rostros,

como un objeto familiar reconocible.


macabra y arlequinesca, 

es justo en este momento cuando la encuentro más bella,

cuando me niega su voluntad,

y se enzarza violenta por el umbral de mis ojos,

como una ausencia clavada en el lagrimal,

un torniquete de nostalgia 

que no llega a desbordarse.