"aunque bajo la tierra,
mi amante cuerpo esté,
escríbeme a la tierra,
que yo te escribiré "
M.H.
entre lluvia y paisajes de evidencias pasadas
camino por una tierra punzante
dentro de una palabra húmeda que abrasa y enhebra.
no soy el caminante
que tarde o temprano llegará a la comodidad de su casa
para dejarse vencer en un sosegado suicidio de colchón y muerte blanda.
soy el esqueleto que interpreta el concierto de todos los enigmas,
el hueco sin fondo de un deshecho que asciende desde el mar
con la lenta cadencia de la combustión y el vacío
la carnadura de la soledad,
absurda y absoluta,
me arrastra por masías de gruesos muros,
ermitas amasadas por las debilidades del pueblo,
montañas como caricias que crecen para menguar las fracturas,
y chimeneas,
chimeneas de estaciones vencidas
honrando la ofensiva del último verano.
rémoras en el remo de la congelada quietud,
girasoles que brotan en los picaportes
para aliviar el duelo de los balcones transidos.
en el degüello de las hipótesis,
en la rebelde tinta de la poesía,
tiemblan las cuerdas vocales de los vencidos.
con la caricia del almanaque, el copal y el relámpago,
cultivo maldecaps,
y a mis bestias paliativas las nombro de pez,
mientras, la sexualidad de los hongos,
saquea eguzkilores de ternura bajo el tajo de Pirene
escribo poemas que desembocan en un catálogo de espasmos,
cruzo las piernas mientras espero la llegada de los dioses,
remiendo la nostálgia de la arpillera,
y perpetuo un día más el amanecer de estas manos
que labran la tierra a golpe de mar.
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