"apagado este incendio
sobrevivid libres de este estertor final
de quien os ama"
-Lois Pereiro -
tenemos prosa
y postales sucias salpicadas de espuma decadente,
tenemos el pan y tenemos el circo,
criaturas que sujetan mármoles cósmicos
con la urgencia de los capiteles venosos.
tenemos el abrazo lascivo de las hamacas
y la poesía
de la biblioteca García Márquez.
tenemos el colmillo cruel de la sonrisa,
un escorpión en un acuario que no sabe nadar sin las mareas de Júpiter,
el templo de Vesta y los nueve mares de la tierra infame,
bosques de vicio sobre asfalto rojo,
el mostrador de los préstamos universales
de la soledad
con sus tristes vergas de viejos
eyaculando versos que no son suyos,
ni de aquellos,
en un bukkake de frío y tiempo.
tenemos la trepanación de la palabra en la testa,
eructos de último atraganto,
el erotismo de una fiebre que chapotea,
y la ambrosía,
y el escándalo,
y torsos de Pasolini en los yonquis del barro,
putas que hurgan bolsillos con des/precio y azote,
el derrame y la entrega,
la humillación pinchada en vena,
tráqueas gimiendo profundo en un todo precipicio.
tenemos el miedo de las flores
y el pánico de la carne a solas,
la bio-lada abogacía de los roces sin vivencias,
tanatorios de amapolas en el fregadero,
y la certeza del nada está bajo control,
ad nauseam.
tenemos fuego de himen amputado de creencias,
la imperfección del sin remedio,
cuerpos jalados de viruela y cerveza malquerida,
la cicatriz del alfabeto que escribe la carne,
carne se escribe con carne
y poesía lleva disculpa,
no por medio,
ni un cuatro de siglo,
sino por cinco milenos de barbarie y poetas!
el más innoble de todos los artes
que pudimos entregarle.
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