28 mar 2022

Miguel Hernández Gilabert

"El perdón es la fragancia que derrama la violeta 
en el talón que la aplastó"
- Mark Twain-


Y dicen que un día, harto de los pìjos como Neruda que se paseaba en plan chulesco por el Madrid republicano en un "dodgedart" vestido con un mono de color blanco, llamó puta a Teresita León sin querer y que ésta le sacudió una hostia queriendo.

Y dicen que aprendió a amar en los brazos de Maruja Mallo y le escribió unos hermosos sonetos de amor. Y que se afilió al PCE y se hizo comisario político. Y que viajó a Rusia y volvió encantado de aquella Revolución. Y escribió versos a los cobardes:

"...estas fugitivas cacas,
que me duelen hace tiempo
en los cojones del alma."

Y dicen que mientras en los veladores de Callao se tomaban un vermut con aceituna, Alberti y Lorca, el poeta con alpargatas quería leerles unos poemas de "El rayo que no cesa" en periodo de gestación y Federico G. Lorca que lo vió venir, salió por patas. Y esa sería la regla general del poeta granadino ante Miguel: salir corriendo. No aguantaba su iracundia.

Y que no se encontraba cómodo en aquella "República revuelta" que era más de los ricos que de los pobres, como todas las Repúblicas, dicho sea de paso y que fue y vino hasta que cayó en manos de unos chivatos, para terminar con sus huesos en la cárcel. Y volvió a escribir versos:

Hoy estoy sin saber yo no sé cómo,
hoy estoy para penas solamente,
hoy no tengo amistad,
hoy solo tengo ansias
de arrancarme de cuajo el corazón
y ponerlo debajo de un zapato.

Y dicen que unos "amiguetes" cercanos a Buero Vallejo, firmaron un papel de afectos al régimen de Franco y quisieron que él también firmara el papelito, que lo sacaría de entre rejas, para lo que fueron a verlo a la cárcel y Miguel les respondió: 
"Creéis que yo soy una puta barata"

Y dicen y dicen y dicen...Así que un día como hoy de hace 80 años y con 31 de edad, el poeta, empujado por el asesino Franco de penal en penal y de pena en pena "decidió" morirse entre unas cosas y otras. Y entonces fue Pablo Neruda ( manda güevos!) y escribió de él este epitafio:

 " Y éste fue el hombre que en aquel momento de España desterró a la sombra. Nos toca ahora y siempre sacarlo de su cárcel mortal, iluminarlo con su valentía y su martirio, enseñarlo como ejemplo de corazón purísimo. ¡Darle la luz!"

Y eso fue todo. Lo demás papeleo y justificaciones. Y un poquito de más comprensión y ayuda le hubiera venido al poeta de Orihuela al pelo. Y un poquito de República más obrera, también. 

- Tomás Rivero -

-Miguel con el fotógrafo Trellez. Foto: F. Sánchez.-


Elegia a Ramón Sijé.

(En Orihuela, su pueblo y el mío, se me ha
muerto como del rayo Ramón Sijé, con quien
tanto quería.)
.
Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.
.
Alimentando lluvias, caracoles
Y órganos mi dolor sin instrumento,
a las desalentadas amapolas
.
daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.
.
Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.
.
No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.
.
Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.
.
.Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
.
No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.
.
En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofe y hambrienta
.
Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte
a parte a dentelladas secas y calientes.
.
Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte
.
Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de mis flores
pajareará tu alma colmenera
.
de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.
.
Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irá a cada lado
disputando tu novia y las abejas.
.
Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.
.
A las aladas almas de las rosas...
de almendro de nata te requiero,:
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.


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