tienden las calles a llevarte a hablar solo
y sueltas la velada ignorando la fatiga
de la barata falsificación de ti mismo
del naufragio distorsionado por el salvavidas de tus escombros.
suspiras como quien soporta el fatalismo
y nadas hacia lo más denso sin soltar presa,
sin lanzar un solo rugido
adoquinándote los añicos por la sequedad y las calles rotas.
en la arquitectura de tu asco desayunas rebeldía
y desnudas buzones por plazas
ascensores por avenidas,
lo cotidiano,
por lo resplandeciente.
morar el frío en Berlín,
saciar el voraz apetito de yacer acartonado en Granada,
despertar el ferro en París,
oler como un chacal la melancolía de Tijuana,
la sangre de tu callejón,
el suelo de tu vientre.
donde hay belleza suele haber bestias;
hermoso es reconocerse fiera,
embarcación rabiosa que burla la vigilancia del puerto.
hemos crecido al contrabando de la carne,
caminamos,
porque lo creamos o no,
somos los únicos hijos de la calle.
aceptación al inhalar. sin licencia para conducirnos, palpando la sombra asintomática y su presencia en el absurdo que cruje en cada paso.
ResponderEliminarrapaces del suelo, del viento, del agua, sedientos de volar a ras del miedo, sin erosionar el sueño... y percibiendo luz al salivar frente a tus letras, David.
Las calles sólo son realmente calles cuando pertenecen a la gente, si no son otra cosa.
ResponderEliminar¡Que nos llamen perdidos!
ResponderEliminarUn abrazo
ni a la belleza ni a las bestias ni a las embarcaciones las puede la vergüenza.
ResponderEliminarni a los puertos, la rabia .
a beber todos de un mismo manantial, David
Abrazos
La calle es nuestra, pero hace tiempo que hemos dejado de creérnoslo.
ResponderEliminarMe gusta la foto, mucho, me ha recordado una película que vi hace poco, pese a ser del 71, sólo para valientes: http://www.filmaffinity.com/es/reviews/1/307463.html
Empezaremos quemando los libros y acabaremos quemando el resto. Ojalá.
Kisses, marinero.
lo comparto
ResponderEliminarbss
Hemos crecido en las calles matríz de todas los sentidos de los más primitivivos instintos, hasta las más sofisticadas de las fantasías, y mientras tanto uno, otro formando un todo fundimos el hierro con el oro, aleación imperfecta, cuando comienza tu poesía a ser más nítida y perfecta.
ResponderEliminar"donde hay belleza suele haber bestias;
ResponderEliminarhermoso es reconocerse fiera,"
Enorme, David. Me hiciste recordar alguna noche vagabunda por el mundo :)
Abrazos.
Justicia poética en su esencia más pura.
ResponderEliminarAbrazos! :)
Donde hay belleza están tus letras David... vaya recorrido maravilloso que has hecho de la mano de la magia que envuelve las noches y los días en esas ciudades europeas tan especiales. Qué grande es ud. caballero poeta.
ResponderEliminarUn beso
Te admiro y mucho
ResponderEliminarA mí también me sonó a vagabundeo, a dejarse llevar, a recorrer, a absorber. Solo eso puede alimentarnos.
ResponderEliminarComo dice un gran poeta: entre el cielo y el mar, vagabundear.
Un beso David.
Hacia tanto que no te leía..
ResponderEliminarimperdonable haber perdido tu link
sigues impresionando(me)
besos
-Coté-
me embarcaste en zapatos de baudelaire y benjamin; betún de saturno y calle que aplicas magistralmente al cuero del flaneur.
ResponderEliminarenorme, poeta.
un abrazo.
me embarcaste en los zapatos de baudelaire y benjamin; betún de saturno y calle que aplicas magistralmente al paso del flaneur.
ResponderEliminarenorme poeta.
un abrazo
Te queremos, David
ResponderEliminarGracias