5 mar 2020

la mala hierba


destila la madrugada el desamparo de una mujer serena
cuando hermosa y entreabierta
se detiene narcotizada por el tiempo
como una brecha de peligro inminente

igual que la  glotonería de un hombre frente a unos senos turgentes,
se ansía de babas y llantos
con la tristeza tallada en los rostros
como un objeto familiar reconocible.

macabra y arlequinesca,
es justo cuando la encuentro más bella,
cuando me niega la voluntad
de enzarzarse violenta por el umbral de mis ojos,
como una ausencia clavada en el lagrimal,
un torniquete de nostalgia
que ni se ahorca, ni se de/rrumba.