antes que llegara la soledad,
cuando mi infancia era un atronador festín de carcajadas,y el presente desenfundaba cohetes sobre el vasto mar,
en noches como las de hoy,
subía a los tejado con los bolsillos gruñendo truenos
para endiablar descampados con el propósito firme de quemar la ciudad
en un pira de pobreza imperial y llamas largas.
más tarde llegó el correfoc
i les bruixes de ron cremat amb la pell enllimonada
Serrat cantant pels carrers i les places
anan de casa en casa,
per fer.ho cremar tot
aquella nit de sant joan.
desciendo de una larga extirpe de hogueras
y desciendo,
también,
de la noche de las rondas y las bestias
explosiones y silbidos llenando mis vacíos,
úlceras para Florence Nightingale en la guerra de Crimea,
y en el ocaso de los malnacidos,
cuando la carne es polvorín
y las venas centelleante akelarre
justo ahí,
decidí arder con todo
y con todo arder por los aires
como bonzo atravesando las hogueras
tras la estela corrompida de todos los relámpagos.
y en la combustión del hermoso lenguaje
año tras año,
hirvientes y libertarias
hirvientes y libertarias
otras hogueras fueron llegando
hasta que de la mano de un malsanto
llegaron también unas olimpiadas
y el proyecto de arder con la ciudad naufragó en tierra santa.
el ayuntamiento prohibió las putas,
los bares a los borrachos,
la policía a los pobres,
y la ciudad
a todo aquel que no adoptara un atleta.
y reconozco que fueron hermosos esos juegos de arco y flecha,
dicen que gracias a ellos la ciudad se abrió al mar,
yo sigo pensando que la cerraron de barrios,
de hogueras y descampados
que en el morir de otra verbena
siempre te ofrecían una detonación de soledad
junto a las cenizas de tu infancia.
y el proyecto de arder con la ciudad naufragó en tierra santa.
el ayuntamiento prohibió las putas,
los bares a los borrachos,
la policía a los pobres,
y la ciudad
a todo aquel que no adoptara un atleta.
y reconozco que fueron hermosos esos juegos de arco y flecha,
dicen que gracias a ellos la ciudad se abrió al mar,
yo sigo pensando que la cerraron de barrios,
de hogueras y descampados
que en el morir de otra verbena
siempre te ofrecían una detonación de soledad
junto a las cenizas de tu infancia.
**estaremos siempre
ResponderEliminarardiendo todo,
en ninguna tierra
santa
sin ninguna infancia y más
total,
ce
ni
zas.
siempre ardiendo siempre, David
¡cómo me ha gustado este contracorriente 'SanJuan'!
besos
crecer con ritos y costumbres centenarias sin duda marca
ResponderEliminaracá en este lado del mapa
aún tan nuevos y tan simples
la infancia nos deja melancolías varias
con otras costumbres y otras hogueras menos santas
abrazos
te dejo mi blog
http://dondeperderse1.blogspot.com/
De todo lo vivido siempre nos quedan, al menos, las cenizas.
ResponderEliminarDescribes muy bien una ciudad, la mía. Y una noche, la más corta. Y hasta me has emocionado un pelín... (pero solo un pelín ¿eh? que no se me lo vaya usté a creé demasiado, poeta mediterráneo maravilloso :))
Un besazo con olor a Mediterráneo.
Impresionante viaje a través de tus palabras
ResponderEliminarQue buen post y blog.
ResponderEliminarMe ha encantado, te felicito.
Acá con los años también hemos perdido el sentido de "barrio" de jugar en las calles los niños felices sin importarles nada, así lo hacíamos nosotros, que recuerdos más felices, aunque igual corrían los rumores del personaje inolvidable...el señor del saco, ohhhhhhhhh
Cariños y bienvenido a mi blog por si me quieres visitar.
mar
De Nerones están llenos los gobiernos. Nada tienen de purificador sus fuegos. Sólo nos dejan un paisaje desolador de cemento y de olvido. Menos mal que la piel se encarga a menudo de recordar...Abrazo David
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