amanece otro día que me llevará a donde tú no estás.
ibuprofeno,
silencio,
noches pesadas sobre la espalda
y la soledad
esparciéndose como abominable diáspora.
en un acto de majestuoso error me ofrezco al espejo solicitando una tregua,
un cese de las hostilidades,
un tiempo que me consta existió
y que ahora se oculta tras las arrugas de mi autopsia.
estoy harto de la batalla,
-le digo-
siempre con el corazón sosteniéndome en hambre
y los dientes cavándome zanjas,
si pudieras dar razón de mí,
si pudieras cercar este diálogo lanzado a la conquista de tus ojos.
pero es inútil,
no resulta,
y me echo de menos,
y también echo de menos a ese niño que atraviesa la vida hasta hacerse salvaje,
con los bolsillos girados de lagartijas y sin intención de dosificarse.
el pasado es dentellada que muerde sin clemencia,
pese a ello
me sumerjo en el oscuro navío de mi adolescencia,
escoltado de enemigos,
con el agua hiriente del abandono,
y me veo por fin en el lenguaje de las palabras duras,
en la libertad perfecta de un cuerpo sin proyectos,
en siete hileras de mentiras,
en un robado de vino,
con jesuscristo interrumpiéndome la cena.
tres muchachas se agolpan a mi alrededor para llamarme libertino,
para llevarme a un lugar donde hurgar la belleza
donde el abandono de la piel se muestra como fuerza repentina.
decidme,
vosotras,
mujeres de muelle y desierto,
aún sigue la fiesta en el bosque
gritando desnudez sin cimientos?
vayamos al templo para lamer la leche y la hiel
de lengua de todos los imperfectos
y colisionar el amor
con el precipicio de la vida.
vuelvo el rostro sojuzgado por el tiempo,
mis sesos infectados de carcajadas,
de murallas bajas y temple en los puertos.
esto soy yo:
una masa de carne sin baluartes,
la perfecta impostura en la boca del alquimista,
un futuro testamento
y la esclavitud
que es el verdadero nombre de mi cuerpo.
me echo de menos,
ResponderEliminary también a ese niño que atraviesa su vida hasta hacerse salvaje,
con los bolsillos girados de lagartijas
y sin intención de dosificarse.
Ese eres tú, ese somos todos, nos echamos de menos en una carcel que nos comparte con el resto de una humanidad anillada, de una voragine que nos traga alejandonos de la esencia, creo que cuando uno es niño es donde tiene toda su esencia, sin maldad, en su inocencia gira un mundo que los adultos vician.
Desprendernos de cadenas.
Acabo de ir al bosque contigo, a esa fiesta y también me tomé el ibuprofeno y me colé, por ese pequeño orificio que se abre en un poema para recorrerte, y también sentí el peso, el dolor, la tristeza.
Mi abrazo inmenso
navegas los filos a cuerdas de vino... escarbas y traes, tempestad que emerge la catarsis y devuelve la ebriedad de saberse y su grito y su lágrima y su extraño orgasmo...
ResponderEliminarplacer intemperarse por tus verbos!
un abrazo
esclavos del hambre y del lenguaje.
ResponderEliminarla fiesta sigue en el bosque, porque somos ramas de árboles.
somos frutos caídos, david, entregados como comida lista para masticarla.
abrazos y besos, poeta.
lejos...demasiado lejos quedó el niño con lagartijas en los bolsillos
ResponderEliminarqué pena, los adultos suelen constatar sus renuncias
y hacer catarsis para consolarse
hondo poema David, buceas en acciones y redenciones
que en el hombre se hacen escamas protectoras
buen domingo
Dijo el poeta : " Con estas fragmentos he apuntalado mis ruinas ".Hermano, estos versos tuyos me han atravesado el cráneo, las manos, la carne. Te espero en los intersticios del hambre, en los bordes del aire, en el alféizar de tus hojas de ruta. Te espero en las afueras de los espejos. Te abrazo, muy fuerte.
ResponderEliminarSi hundo las raices de ese espejo no obtengo un mensaje preciso, pero si una voz que me dice que yo soy el limite al que tiende mi yo y mi reflejo. Soy esclavo de ese límite, somos ex-clavos de los umbrales
ResponderEliminarGracias por compartir y un abrazo
Sigue la fiesta en el bosque camarada, quédate tranquilo, lo que desapareció fue la vajilla de plata y el torpe demonio que masturbó a los espejos.
ResponderEliminarTe aseguro que cuando acabe la fiesta me quedaré a recoger las cenizas de los cigarrillos, te lo prometo, después rociaré de gasolina el alma del bosque y le haré un pequeño favor.
Besos germà.
Curioso como somos tan esclavos del pasado y de nosotros mismos. Este verano está siendo un gran cementerio de recuerdos. Besos.
ResponderEliminarTe venero desde nuestra ultima despedida y te quiero desde siempre.
ResponderEliminarEsta entrada es un himno
Besos y abrazos
tú no das tregua, rompes timones, inventas mares, te sacudes la alambrada, estallas puertas y ventanas
ResponderEliminarleerte es un placer primario, antiguo y salvaje
y ya pura necesidad para siempre
inmenso beso
las cenizas son el óleo viscoso para pintarnos el testamento/esclavitud una vez y otra y más mientras siga inacabado el vértigo de los bosques, mientras, la fiesta.
ResponderEliminarImposible arrancarle el verdadero nombre de (tu) cuerpo. Esclavos
esclavos esclavos siempre, David
Abrazo grande
No voy a decirte nada nuevo.
ResponderEliminarHay letras en las que podría quedarme a vivir, al menos una temporada.
Un bersazo.
Quién no es un pedazo latente de bofe inservible? En cualquier momento una bomba te hace pedacitos, o uno, al que se le ocurre. Por eso, insistir en las fiestas, festejar una suerte de equilibrista. Por ahora. Un abrazo.
ResponderEliminarEres un genio. Y punto.
ResponderEliminarVoy a suspirar tras ese espejo hallando al niño que recupera sus lagartijas en la mirada que me devuelves.
ResponderEliminarAlways child
Inocentes miradas y caricias añejas todas tuyas
Eso somos David, anomalías geométricas, nunca mejor dicho, futuros testamentos, eternas luchas entre forma y espíritu.
ResponderEliminarQué bueno eres.
Un abrazo
Sin aliento David, no puedo decir nada que esté a la altura de lo que has escrito, en realidad, me ha dejado este texto muda. Impresionante también la foto.
ResponderEliminarAbrazo