asido a la noche retengo el aliento en las horas de mayor negrura
para que el silencio no me estalle por los aires
-como si de un campo de minas se tratara-
he intento desactivar el sol,
cortarle el cable del foco enfermizo,
para que el silencio no me estalle por los aires
-como si de un campo de minas se tratara-
he intento desactivar el sol,
cortarle el cable del foco enfermizo,
desenroscarle la odiosa bombilla,
para tratar de hacer este poema estatuario.
tal vez de esta forma
no acuda destello alguno a importunarme
y consiga eliminar
la primera ráfaga de claridad desnuda.
siempre fracaso,
y una insolente mecha
prende el horizonte
embadurnando el cielo de luz y grietas amarillaspara tratar de hacer este poema estatuario.
tal vez de esta forma
no acuda destello alguno a importunarme
y consiga eliminar
la primera ráfaga de claridad desnuda.
siempre fracaso,
y una insolente mecha
prende el horizonte
entonces sé que ha llegado el momento de refugiarme en soledad
para que no se atreva la mañana
-con un gesto de dolor y otro de desafío-
a rasgarme mi horizonte de negrura.
que no me aceche con su brillo universal,
que no me aceche con su brillo universal,
-a bordo de un pesquero salvavidas-,
para rezar por el rescate de la luz
y el reflote de mi vida
para rezar por el rescate de la luz
y el reflote de mi vida
la mañana desadormece su pelo:
solicito un billete a la oscuridad que me proteja de sus trenzas amarillas
una locomotora flemática y negra que se detega en mitad del vacío
un vagón de horas siniestras rociado de umbrías pesadillas.solicito un billete a la oscuridad que me proteja de sus trenzas amarillas
una locomotora flemática y negra que se detega en mitad del vacío
una estación solitaria
un compartimento sin vigilia,
un trayecto de noche sin final con asiento de fumador y ventanilla.