cada despedida es un roto,
un culto a la soledad,
un parto de tristeza.
cada despedida es un perro ladrando a la mar,
la herrumbre de un pecio incrustado en la aorta,
el desgarro del sextante.
naufragamos al partir porque cada despedida parte,
y partir es quebrarse,
hundirse,
no sumar,
restar,
morir,
evaporarse.
El poeta ese, partiente, no requiere concesiones.. P no las busca. O sí las quiere..*en el extremo interior de la partida, siendo poeta de cargo *. firma ilegible, Sin rúbrica. ".
ResponderEliminarEl poeta que salió del frío *
Besos
me deslizó los adoquines y las exclamaciones elevadas al cubo con la fregona sustituyendo al pañuelo que se mueve en el tren y escacharreándonos encima un hueco, me encantó el título y la sinceridad y escalofrío que le pones a la muerte, metiendo aún la lengua, en ese beso de absenta y aullido
ResponderEliminarno sé cuántos adioses todavía entran en un cuerpo tirado ebrio en un váter... sujetando una estrella y dessujetando un cielo
partir ... es un comienzo en sí y siempre cuesta
ResponderEliminardespedida... lo hacemos a diario y no nos damos cuenta
abrazos
Ahí, justo en ese momento en el que los dioses decidieron partirnos por la mitad. Borrarnos el rostro y dibujarnos un único ojo como una cicatriz de ombligo flotando en el vacío.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte.
L' ame evaporé de Debussy www.youtube.com/watch?v=7PqmQ3KIb4s
ResponderEliminarEsa imagen me hace acordar de una despedida atroz en Buenos Aires, el poema es un vértigo de despedidas dolorosas... UN abrazo.
ResponderEliminarCada despedida nos desgarra, nos hace llorar...
ResponderEliminarPero también nos fortalece y nos hace volver a comenzar...
AABB
Anónimo AABB nos hace llorar porque se fué sin decir adiós
ResponderEliminarNo me he ido sin decir adiós. Más bien me he marchado del mismo modo como alguna vez aparecí, de forma delicada y respetuosa.
EliminarDe aquellos momentos, llevo conmigo (en mi mochila personal) los mejores y mas intensos recuerdos. De todos ellos se aprende...
AABB
(¿nunca te hablé de un rincón esférico que late en la cámara de mi corazón?
ResponderEliminarDavid, desde él, desde allí me invaden un latente impulso por transfigurar la derrota y el duelo, la capa efímera que cubre las horas de luto.
y pululo en los escombros, e intento prodigar arrullo, cobijar con la calidez y tersura de una sábana satén, similar a la seda opiácea del oleaje nocturno, el clamor de la derrota que se resbala, que huidiza y escollada se refugia en el ojo donde se gestan las tormentas.
¿alguien imaginará cómo, este globo diminuto, ejerce impacto adverso en la comunicación de mis ventrículos...?
mi esfera está repleta de pequeñas púas, es como un erizo en el que se atrincheran de manera aleatoria, cada rescoldo, toda partícula que escurre de las hendiduras resquebrajadas por la tristeza; en ellas se cuelga, se escarcha el desgarro de la nostalgia en gotas grisáceas, goteras de humedad lodosa de pantano.
es de núcleo adherente, atrapadora del sabor acre de pieles desolladas, de suspiros perdidos. es cementerio natural para el sonido apagado de letras sin brújula, con gusto al salitre incrustado después del sifón, al sabor picante de rayo solar en el agua evaporándose del desierto que queda en la garganta abierta por toda partida.
y sobrevive de inhalar la humareda asfixiante e invisible de los finales, de las flores marchitas... de la melancolía manifiesta, por ejemplo, en una mirada lánguida, adosada al huir de la marea cuando se aísla de la costa, cuando surca en silencio la móvil ondulación que la lleva a internarse hasta el resequido aliento del horizonte.)
Un parto de tristeza, como un poema...y la despedida un ritual imprescindible para continuar.
ResponderEliminarMuy bueno.
Un perro famélico, mugriento, hambriento y mudo, eso es.
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