Para L. por su belleza indómita
Quisiera increparte
ir a donde quiera que la tarde
esté cayendo sobre tu piel
y arrancarte a dentelladas
de ese espacio en el que no estoy
de esa calle por la que andas
de esa gente a la que miras.
Arañarte las ganas,
morderte el deseo
destrozar tu discurso
con mi lengua
con mis uñas
con mis dientes.
Tener voz para alcanzar
tu costado con una flecha
violentarte
hacerte mío
aullarte con el hambre
gritarte con esta sed
temblar contigo
temblar de ti
atravesarte la pelvis
con el golpe de guerra de mis caderas.
Mírame,
estoy roja
soy un incendio
has puesto vivas las brazas rojas de mi sangre
mi mirada roja
mi boca roja
mi sexo rojo
mi locura roja
mi animalidad roja.
Me irritas
me enfureces
me inflamas
me descolocas
me envenenas.
Soy el mar
La boca que se hincha
Una marea de espumas
y vientos de palmera.
Y yo te busco encajando tu silueta
en cada hombre que camina,
intentando hacer de este tortuoso
tiempo de la pasión que espera
un temblor erguido
en la sala roja de mi casa.