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- cervus ferux -
hoy he muerto todo el tiempo,
igual que tú.
he muerto en la epopeya de mi destrucción,
en el talud del abandono,
arrastrado por sombras que nunca se endurecen,
que nunca se enderezan.
he muerto con prisiones sin fondo,
con penas como celdas,
con ojos llorando patios que siempre caen demasiado lejos.
he muerto amando la oscuridad
igual que tú.
amando la gota del mercurio sobre el desgarro de la carne,
la obediencia de la sangre en el labio agrietado,
el cepo que muerde la mar de todos los horizontes negados.
he muerto por todos esos hombres que gustan de lujo y noches templadas,
avinagrados de electricidad y luto blanco.
- mis manos son un mañana sin señales de frutos,
mis manos son la eucaristía en la mirilla de vuestros silencios,
guárdate del perro que no ladra,
guárdate del hombre que no habla,
de la buardilla que no cruje
del bosque que no sangra.-
hoy he muerto
igual que tú
por esos hombres molestos de miel que han mordido avisperos,
y me he prostituido tantas veces,
he arrojado en tantas entrañas el semen de mis caballos,
tan de Príapo,
tan puto y compacto
que ya viajo de primera en el tren de mis suicidios
con la carne derramada entre el humo y la maleza.
diestro y siniestro
frente al brillo extranjero de otro sol entumecido.
que proclaman mis asilos la oscuridad de mi cuerpo,
lo sé.
que le ofrezco la ceremonia de la úlcera
al tullido acerado de mis imperfecciones,
lo huelo.
y me cobijo en estos versos y en la diagonal de mi feu.
con estas cuerdas vocales , con estas cuerdas vocales, con estas cuerdas vocales,
estas cuerdas sensibles alrededor de la palabra,
- sit Otto, bites Brut -
trepidante y ridículo, preparado para matarme,
estoy arañado de sangre.
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