Por qué nos conmueve tanto ver el fuego de Notre Dame?
mucha gente no ha estado nunca en París y quizá algunos de los que han estado no la habrán visto nunca y pese a ello nos conmueve, nos afecta.
La belleza del arte es su atemporalidad, el arte es universal, es transversal, son los versos de Machado: todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar, pasar haciendo camino, camino sobre la mar.
El hombre pasa pero proyecta su alma al ser testigo del tiempo, del suyo, el de antes y el que está por venir. Cuando el hombre primitivo comienza a pintar en las cuevas pinta para reflejar la realidad y es justo en ese momento cuando el arte prevalece, es nuestro lugar, pues la función primigenia del arte no es otra que salvarte la vida. Cada vez que suena una canción te está salvando la vida, cuando observas un cuadro te está salvando la vida, un poema, un libro, una fotografía, o alguien que de forma inesperada te canta, te está salvando la vida.
Por eso cuando vemos arder Notre Dame todo se nos quema por dentro aunque no hayas estado nunca ahí, ni conozcas nada de la arquitectura gótica ni las dimensiones de su aguja..
Hay un breve instante en que las cosas dejan de ser viejas para pasar a ser antiguas, cuando ese instante pasa todo cambia. Y pasa, siempre pasa.
Victor Hugo al observar el deterioro que sufría la catedral decidió escribir unos panfletos para tratar de concienciar a la población parisina de la importancia de la catedral y de su restauración, pero nadie le hizo caso. Por esas fechas su editor, Charles Gosselin, le encargó una nueva obra y Hugo decidió que Notre Dame fuera el eje principal de la novela. Nuestra señora de París se publicó en 1831 y la historia se centra en la gitana Esmeralda, Quasimodo el jorobado sordo y Claude Frollo un archiadiácono. En ella la tristeza de Victor Hugo por el abatimiento de la catredal se ve reflejada perfectamente: "Un edificio majestuoso y sublime que es sin duda la iglesia de Nuestra Señora de París, pero por más hermosa que se conserve en su ancianidad, difícil es no suspirar, no indignarse al ver las degradaciones, las mutilaciones sin número que simultáneamente el tiempo y el hombre han hecho en el monumento, sin respetar a Carlomagno que puso la primera piedra y sin respeto a Felipe Augusto que puso la última.
Sobre la faz de esta antigua reina de las Catedrales siempre al lado de una arruga se encuentra una cicatriz. "
Hay un breve instante en que las cosas dejan de ser viejas para pasar a ser antiguas, cuando ese instante pasa todo cambia. Y pasa, siempre pasa.
Victor Hugo al observar el deterioro que sufría la catedral decidió escribir unos panfletos para tratar de concienciar a la población parisina de la importancia de la catedral y de su restauración, pero nadie le hizo caso. Por esas fechas su editor, Charles Gosselin, le encargó una nueva obra y Hugo decidió que Notre Dame fuera el eje principal de la novela. Nuestra señora de París se publicó en 1831 y la historia se centra en la gitana Esmeralda, Quasimodo el jorobado sordo y Claude Frollo un archiadiácono. En ella la tristeza de Victor Hugo por el abatimiento de la catredal se ve reflejada perfectamente: "Un edificio majestuoso y sublime que es sin duda la iglesia de Nuestra Señora de París, pero por más hermosa que se conserve en su ancianidad, difícil es no suspirar, no indignarse al ver las degradaciones, las mutilaciones sin número que simultáneamente el tiempo y el hombre han hecho en el monumento, sin respetar a Carlomagno que puso la primera piedra y sin respeto a Felipe Augusto que puso la última.
Sobre la faz de esta antigua reina de las Catedrales siempre al lado de una arruga se encuentra una cicatriz. "
Tempus edax home edacior, lo que yo traduciría, y espero que mis amigos de Galeno disculpen la libertad, como: el tiempo es ciego y el hombre estúpido, aunque el sentido exacto de la locución sería más bien“el tiempo destruye, pero el hombre más”
Como la última música que sonó en Notre Dame ese domingo, una hermosa profecía antes del fuego. Stabat Mater Dolorosa. sólo así se explica el dolor máximo y el terror de perder todo aquello que nos salva la vida. Incluyendo el fuego.
Como la última música que sonó en Notre Dame ese domingo, una hermosa profecía antes del fuego. Stabat Mater Dolorosa. sólo así se explica el dolor máximo y el terror de perder todo aquello que nos salva la vida. Incluyendo el fuego.
PS: Para el latido salvaje, irrenunciable, infinito de M. Pilar Blanco
"Cada vez que suena una canción te está salvando la vida"...así de literal.
ResponderEliminarTe abrazo...siempre.