no hay nada más innoble que ser fiel a uno mismo.
si para el loco el no loco es el que está enfermo,
cómo podemos entonces ser fieles a todo aquello que mantiene en pie nuestras ruinas?
defraudarse a uno mismo continuamente
debería ser obligatorio para no olvidar que en la derrota,
y sólo en la derrota,
se nos revela lo que realmente somos :
un desaliento que no precisa concesiones
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