La mole de la cárcel tiene rejas oscuras,
buque insignia de las calles de un Ensanche
pobre con el butano en el balcón.
En una guía de cárceles del mundo
debería figurar
- y con alguna estrella -
este siniestro azul del cielo sobre el muro.
Lo que quieren decir cuando los clásicos
hablan de providencia o de destino,
es que cuando el azar remueve nuestras vidas,
no cambia nada,
porque somos formas de algún otro desorden más profundo.
(...)
vivir al fin y al cabo, es buscar un consuelo a través del dolor de las palabras.
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