18 oct 2018

últimos tiempos

seguro que no necesitas nada?.
cuando eras pequeño,
y el tiempo aún no existía,
sólo había racimos de nieve y correspondencia.
no una cualquiera,
me refiero a esa correspondencia que nos hacía brillar los ojos
en tardes de agarrotado aburrimiento,
como las de hoy.
seguro que no necesitas nada?,
quizá algo de abrigo?,
un billete de autobús?,
uno de esos que cogías cuando pequeño,
cuando juntabas las manos formando un fantástico catalejo de carne monocular,
y así, observar de cerca los objetos más lejanos.
où notre passé,
dort à la porte comme un petit animaux
dans sa maison de briques blanques,
sentado en el último ladrillo,
como un efecto óptico,
un sangrante perímetro fantástico de grado superior y aumento,
que te acercaba irreal,
al ensoberbecimiento de la raíz encadenada a la tierra,
la condensación de una lágrima de lluvia,
el desgajamiento de las horas muertas,
la conciencia,
la dramática palabra,
gozosa pubertad de besos
y sombras largas.
si necesitas algo sólo tienes que decirlo,
últimamente escucho demasiadas sirenas y
así con todo,
me entrego al rigor y al absolutismo del paisaje,
mientras la carne,
única,
espléndidamente en decadencia
obvia el perímetro exterior y focaliza el objeto,
como una reivindicación de la ilusión,
un abrazo inexistente de rastrojo,
un latido épico de plantío carente de agua y tierra.
un abrazo,
todos necesitamos un abrazo que
enfoque aquello que se abre al corazón,
o al sexo,
arrojando campos enteros de prisas y culpas
estériles eyaculaciones
qué forman nombres afanados en ensayar otros nombres,
mareas de injertos imposibles,
gargantas coronadas de silencio,
triste pleitesía,
cuerpos demiurgos como libros desabridos de palabras regenerantes,
palabras que no cicatrizan nunca,
convirtiendo el todo en nada,
enmudeciendo al ciego,
apaciguando la vergüenza de observar,
como el mundo no es mundo,
sino un simple taparrabos simple
de celoso pecado y furia.
tal vez necesite algo,
un punzado,
un fino punzado de alfiler y rompehielos,
focal y objetivo,
como un dolor donde sólo hay dolor,
un ahogo de océano,
una espuma desechada tartamuda de frío,
minúsculo naufragio esparcido,
carta marina de gemido y hueso,
barato precio para los fluidos.
en oferta sonamos
como una casa vacía de vicio,
una llama en el corazón del ártico
para los últimos tiempos del fuego.

4 comentarios:

  1. El transcurrir de los años agujerea y de ahí los vacios, a veces me pregunto si el camino debemos hacerlo a la inversa hacia esa inocencia de la niñez porque allí sé que hay una niña acurrucada y asustada. Solo era la necesidad de contarlo.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. fuerte abrazo, Sandra. muchas gracias por pasar, y sobretodo por volver.

    ResponderEliminar
  3. qué será cuando no quede ni
    observar de cerca la lejanía

    'notre passé endormi
    devant nous'
    Qué será, si solo resta ceder sitio
    a esta niñez eterna que se niega a cicatrizar!
    Un abrazo inmenso, David

    ResponderEliminar
  4. será el nombre
    y la úlcera.
    abrazo inmenso, Pilar.

    ResponderEliminar