31 mar 2012

quiero decir que yo amo a las mujeres.

yo no amo a Andrés Iniesta ni a Lionel Messi,
yo amo a la mujer de Andrés Iniesta y la de Messi.
quiero decir que yo amo a las mujeres,
que vuestro coño es la champions league
y cada orgasmo la victoria,
quiero decir que mientras los bares de este país se llenan de camisetas y moluscos viejos,
de joven testosterona y maduro semen,
si me queréis un poquito,
o incluso por despecho,
yo seré vuestro hombre émbolo.

debo ser el único humano en toda europa que no tiene whatsuap,
-o como diablos se escriba-
pero mi confortable cobijo de cañas,
cada noche,
desnuda cada una de mis certezas
dejándome al desamparo del mundo
frente a esa maravillosa ingravidez,
de las defensas y palabras.

quiero decir que soy tierra de fuego,
cosecha de gusanos bellos,
un parir de esputos en la noche criatura,
un alacrán que camina en carne trémula con labios rasgados de atentados viejos,
y los ojos desmesuradamente tristes,
muy tristes.

también hay un corazón
un corazón que inflama la esperanza de salir vivo del combate,
que conserva algo paz,
humeante,
como una cafetera vieja de suspiros,
y un amor de nereida y desconsuelo,
que le rapta y le lleva a una tierra sin preguntas,
a una carne sin sol de párpados izquierdos,
de ocasos y de lunas,
de últimos ataques y de embistes,
de cuenta atrás,
de bestias,
de huesos,
de olor y sexo,
hambres,
rugidos,
silencio.

25 mar 2012

fragilidad.

te derramo una importante sustancia de soledad en este momento;
una desmesurada quietud 
que horada cada pared de mi casa
como daga sanguinaria de pausas

  te derramo una vida cansada,
un cuerpo aletargado y castóreo
y la mediocridad de este hombre solo
que aroma a humano absoluto

la noche es candelabro candente,
trémulo de cera virgen y débiles huesos.

necesito que me vengas,
necesito que me vengas más que nunca
y que retires de mis ojos
esta terrible catarata de tristeza
que destiles la inutilidad de la sustancia 
y cuezas con puchero sucio 
la podredumbre de mi sepulcro
con unos vocablos que emanen 
aromas de ternura y esperanza

ternura y esperanza,
ya casi había olvidado
el buen olor de estas palabras.

necesito que me digas que me amas
que me amas muchísimo
que airees esta cama de llagas
susurrando mi nombre entre las sábanas,
que retires con sutil maestría
cada uno de estos apósitos
que se aferran a mi cuerpo,
y que me soples en la herida
para que no me escueza tanto

y que me beses:
que me beses
y me abraces,
y me desnudes de monstruos
y me arropes de calma

te derramo una importante sustancia de soledad en este momento:
como
si 
toda 
fueras fragilidad.

  

17 mar 2012

romance del hueso aceituna y la mujer de perlas.

"es condición indispensable
que el poeta se alimente del orín
y la mierda de las callles".
Dario Ballerini.
mi barrio está lleno de enormes ojos 
ojos que miran de cerca,
ojos como fósforos ulcerados por falta de espacio.

ojos que nadie oxigena.

así que si esta noche me usas desde el llorado deseo
hasta las últimas sobras que lamió un hombre en celo,
luego no me vengas,
così fan tutte, 
diciendo que mañana desayunarás con Sancho Panza,
que tu hija de catorce ha vuelto a suspender gimnasia,
que el Opel que manejas gasta menos que un mechero,
o que el vestido que llevas te costó medio sueldo.

quiero que me digas 
cómo de amarga te sabe la eyaculación de los necios,
a cuánto te sale el atropello por mantener un duplex en el barrio de Gràcia,
o cómo de cachonda te pone pensar en la humedad de mi casa.

otra vez el hueso aceituna en el collar de tus perlas.
otra vez esta arcada de esperma,
de navegar por el canal de las tristezas
y la osadía de negarme a atracar otra noche en tu reino
como único salvavidas a mi pobreza.




10 mar 2012

el pan del ermitaño

cada tarde que amanezco
me arden los pulmones y dedos
las arrugas se me llenan de fatigas
y las perlas secretas de moluscos viejos.

te veo llegar
rodeada de muros y rayos


a ti también te sucede lo mismo
con la piel quebrada y derrotada en cuerpo
ardes por el rojo de tus gestos
como arden las chozas viejas o los estandartes del puerto
la tristeza petrificada del océano
no entiende de arrastres y lágrimas
de esta derrota innata que nos aniquila
como ráfaga de feroces obediencias
pero al caernos la noche plomada
cerraré todos tus miedos
y verás con magistral y cuidada belleza
unos labios de alegría y vuelo

quiero decirte que crecerás
mujer
crecerás y te llevarás mi nombre y mi rebeldía
mi otro yo horrorizado
para sembrarlo en la plenitud de tu espulgue
profundamente dolida por la paz de los colgados


comeremos desnudos el pan del ermitaño
que es muchísimo mejor
que cualquier mariscada en el Salamanca
y te contaré con total seguridad
que llegará el día en que dejaremos de usar el arrastre
que los que creen que esto es perpetuo
verán a un hombre desecho,
a un pescador que combate con entrañas
aferrado a los balaustres de esta ruina arrebatada
como se aferra el latir a la esperanza
pues mientras exista la historia
habrá repugnancia
una repugnancia de redes y algas

se nos darán las tres de la mañana
follaremos hasta el alba
y la humanidad seguirá ensangrentada.

5 mar 2012

si alguna vez llego a viejo.

si alguna vez llego a viejo
quiero que sepas que en el reino de lobos enfermos y desnutridos
fumaré mellado y libre
por donde me de la gana.

recostado
sobre el lecho de la guarida,
sentado hechando guardia,
o subiendo una cuesta con la tos atravesándome los tímpanos.

orinaré en los montones de paja que arden por los sentidos
y apestaré a carroña y morphina
antes que tragarme cualquier pastilla
que me haga florecer como antorcha embravecida.

escucharé el transistor horriblemente pegado al oído,
me embadurnaré el lomo de polvo ilógico,
decapitaré cualquier final de tus frases
y me abrazaré a los flamígeros tentáculos de la muerte
con la fuerza y desnudez de la tristeza.

con esta visión que te ofrezco
pensarás que llegar a viejo y olfatearme
podría resultar una catástrofe
nada deseable para estos primaverales campos que hoy se presentan,
pero he viajado tanto por este remolino de mundo
que ahora que acelera la marcha,
el firmamento de esperanza,
es más un golpe en mi hocico que un viento en la espalda.

soy delicado
-como muchos-
ante los viejos recuerdos del humo denso,
que como bastones de hierro
fustigan los músculos tensos
y observo al cachorro que fui
entre una mezcla terrible de advertencia y nostalgia.

incansablemente camina,
desbocado,
con los dientes afilados y la piel canina
hacia la pestilencia.