conoces el amor,
conoces la carne humana y las monedas de Judas,
conoces el crujido de un orgasmo recién hecho,
el pan
cocido en el peor de los hornos tradicionales.
conoces aquellos que escriben la embriaguez de las rameras
sin conocer a las rameras,
conoces la noche y el vientre masticado de nervios,
conoces el mercurio en los ojos,
el temblor de las rodillas,
la lengua apergaminada que guarda silencio.
conoces la derrota justo ahí,
tras la supervivencia.
conoces la ciudad,
las calles de tu ciudad,
tan usadas como unas bragas manchadas de amarillo.
conoces los hombres que esperman con el pelo desaliñado,
la llegada del vicio,
el arranque de la necesidad,
y el grito del naufragio.
conoces los besos en la frente y la amargura del calendario,
que trae
como único oleaje
la soledad.
conoces el discurso brillante de un cerebro inflamado por el vino,
conoces la mar que te arrastra como sombra,
y te conoces errante,
herido y pestilente,
sólo que ahora
al retirar la masera
descubres que no has conocido en la vida un solo poeta inocente,
ni uno,
incluso los que han fermentado bajo el extraño laberinto de la complejidad humana,
incluso esos,
alineados frente al caos del primer verso
como barcos derramando desgracias.
conoces el suelo adornado de sangre
el correaje de las manos y la curiosidad
conoces la tos,
el esputo,
el café y el tabaco,
las drogas y el suicidio
pero lo terrible,
es saber que por fin te reconoces,
chirriante y lastimero,
crujido de carne y carnero,
Judas,
putero,
bailando entre cabras,
escribiendo este poema.
Otro tanto y más de asombro te queda por conocer.
ResponderEliminar,lo que se tragó la galerna y embalsamó liturgias al poeta.
Todo David
Besos
Conmueves.
ResponderEliminarEs lo que tiene el bailar con la vida... nos hace conocer y reconocer para luego ser capaces de escribir en palabras esas notas de música que han marcado nuestros pasos.
ResponderEliminarPetonets.
El conocimiento es poder... ya después hay que querer.
ResponderEliminarTe descubro y me quedo gratamente impresionado.
Sobre el poema, me gusta la cadencia, me sonrío ante eso de que no hay ni un poeta inocente (porque nadie lo es, lo que pasa es que los poetas, tontos ellos, tienen la fea costumbre de profundizar en sus conciencias personales y en las sociales); Me gusta también como juegas con las palabras sin que el poema se te vaya de las manos. En fin, que me gusta como lo haces.
Te aplaudo, porque presumo de conocer todo eso, y el final es un cachetazo a mi jactancia. Un abrazo.
ResponderEliminarPero...
ResponderEliminarconoces el placer de vivir, de esperar y ser esperado,
conoces la sonrisa infinita de un niño, la luz del sol, el sonido del mar junto a tu amada
conoces el llanto, aquel que te emociona, aquel que te hace temblar
conoces el sabor de una fruta sabrosa roja y fresca, ahí cuando más lo necesitas
conoces el aroma de una rosa o la esencia de quien pasa a tu lado
conoces la profundidad de unos ojos que te comtemplan
reconoces la verdad, la humildad, la alegría
te reconoces a ti mismo
Gracias...
Sí, lo conozco.
Eliminary tú, conoces tu nombre o sólo te reconoces de anónimo?
Gracias.
Vivir para escribir
ResponderEliminar(David, otra vez
ResponderEliminarcomo gaviota infatigable,
al asecho, carroñera
que anhelo arribar repetidamente.
me sé insaciable,
perdida entre el caldo caliente
que se bebe en tu "escorbútica sopa de letras"
y, Amo, al arribar con el corazón sin sentido al desafiar
-porque él sabe, aquí me nutro-
hasta la furia del viento del norte
aunque me azotara entre el acantilado
¡ah, no sé cómo
ni el porqué es posible que no me sorprenda
toda la bondad de este autorretrato!
¿cómo explicar ante la manada de incrédulos
todo el estremecimiento de cuerdas,
la tensante tirantez
ocultas dentro mi deshumanizada osamenta...?
ya casi nada me sorprende en el ancho mar
¿pero, y cómo es éso...? Tú,
portento y marea;
meces, aturdes en la entraña,
ralentiza tu eco mis sesos hasta
que fibrilo y gimo en contemplación del añil celeste...
¡naufrago!
y luego vuelvo a lo ordinario de la vida,
insaciable vuelo y leo,
aún sincronizada con la humareda
de nuestra lentitud de después. leo:
"desde el mascarón de proa"
¡mas se me revela el horizonte!
en ese instante lo sé, te huelo
embadurnado totalmente de vida, grasa,
salitroso sudor,
en traslucida vorágine, invasivo,
insondable en la cuántica de tu "sala de màquines" rusiente.)
Vulnerability or resilence?
ResponderEliminarVerdadera nostalgia en cada frase.
Gracias...
Bueno, a veces hay que hacer locuras de vez en cuando.
ResponderEliminarSaludos y feliz semana.