30 ago 2016

para que nada te deje a oscuras

no lo negaré,
me enloquece verte pasear con el Pelut por las calles del pueblo.
ver como señoras de seriedades y canas 
apartan sus yorkshire de las impuras rastas de tu perro. 
o cómo les cuesta dominar a los adinerados machos alpinos 
sus ca de bou o sus altivos mastines 
cuando paseas con Otto anquilosado a tus piernas.
qué buen perro es, me dices, 
sin conocer todavía los buenos perros de Baudelaire.

luego esos niños. 
esos especímenes de crueldades futuras 
huyendo al galope de ti mientras les gritas: 
es un perro, no un cocodrilo.
otra niña,
hace tiempo,
ya se hubiera despreocupado de él.
tú te lo llevas a todas partes,
a todas.
- por qué no quieren jugar con nosotros, Otto no muerde.
y es cierto, Otto no muerde,
pero el amor sí.

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